Etapas de formación inicial
Es el tiempo de transición entre el modo de vida de una cristiana en el mundo, y el que va a abrazar con la Profesión Religiosa. La postulante procura, en dicho tiempo, madurar su decisión vocacional, discerniendo, profundizando y reflexionando su opción de responder a la llamada del Señor. Al mismo tiempo, va conociendo el género de vida que desea seguir.
La iniciación, como tal, en la Vida Religiosa comienza con el noviciado que es el tiempo que tiene como objetivo principal, el que las novicias disciernan y profundicen su decisión de seguir a Jesucristo. Van aprendiendo las exigencias esenciales y primarias de la vida religiosa, la interiorización y práctica de las virtudes evangélicas, la profundización en la vida interior y el conocimiento del carisma y espiritualidad de nuestra familia religiosa. A lo largo del tiempo de noviciado van conociendo si, verdaderamente, son llamadas a la vida consagrada, y si pueden responder a todo lo que esta vida exige de ellas.
Una vez concluido el tiempo de noviciado y emitidos los votos en la Profesión Temporal, comienza el tiempo denominado Juniorado, en el que las Hermanas experimentan la vida y la misión propia de nuestro Instituto en el mundo de hoy, y se preparan para asumir un compromiso definitivo de donación por medio de la Profesión Perpetua.